domingo, 9 de septiembre de 2012

Virtud y valores


Qué es la virtud? Qué son los valores? Que es el vicio? Qué son las pasiones?

Para reflexionar sobre este tema, me parece que lo primero que tengo que considerar es que estos aspectos no son comprensibles en su totalidad a través del pensamiento, de la razón, sino que forman parte de una visión holística, es decir, dl conjunto de vivencias que como seres humanos tenemos, haciendo uso de la mente, de la razón, de las emociones, de la voluntad, del espíritu y de muchos de los aspectos que forman parte integral de nuestra esencia.

Cuando hablamos de valores, podemos reducir el concepto a decir que “valor es lo que vale”, es decir, aquello a lo que le atribuimos cierto peso, cierta importancia.

La escala de valores individual está sujeta al condicionamiento cultural de la escala de valores social, y viceversa. Esta última se conforma con los valores que una determinada cultura, una sociedad, atribuye a las cosas. La escala de valores social determina lo que se conoce como “moral”, que viene del latín: mos, moris, y que significa: costumbre. La moral se conforma por los valores que se generan como hábitos sociales considerados como positivos en una cultura y un tiempo determinados.

El estudio y práctica de la moral y la virtud son y han sido desde hace mucho tiempo, áreas de estudio de la filosofía y las religiones. Es por ello que los que practican la virtud han sido calificados como “santos”, como seres fuera de lo ordinario.

Pero no se necesita ser un santo para practicar la virtud. Lo que se requiere es simple voluntad. En su libro “Etica Nicomaquea”, Aristóteles planteaba que todo ser humano es capaz de distinguir el bien del mal, escuchando su “voz interna”, ya sea que esta se interprete como su conciencia, o como la voz del Gran Arquitecto del Universo, que nos guía, aunque a veces pretendamos acallarla, no escucharla o no hacerle caso.

La virtud es en ese sentido, la unión de una visión correcta y una voluntad correcta. Saber que se debe hacer lo correcto, y hacerlo. Ajustar la moral con la praxis, el valor con los hechos.

El ser virtuoso es aquel que sabe que es lo correcto y lo hace; es decir, que puede distinguir el bien del mal, y opta por hacer lo correcto. De lo contrario, seguimos vacilando entre la escala de valores ideal, la que decimos tener, la que quisiéramos; y la escala ideal, la de los valores con los que actuamos, los valores que guían nuestra conducta diaria. Esta doble moral genera angustia en el ser, decepción, frustración y miedo. Nos lleva al lado oscuro y nos incentiva a seguir por el camino del vicio y de las pasiones desenfrenadas.

El budismo plantea la cuestión a través de dos mandalas (círculos) el de los valores reales, y el de los valores ideales, que se unen a través de la virtud (voluntad-acción) y que representa uno de los pasos del óctuple noble sendero descubierto por el iluminado (Buda) para llegar al cese del sufrimiento.

En la Filosofía Griega antigua, dos escuelas trataban de explicar el camino a la felicidad como fin último de la existencia del ser humano: los estoicos consideraban que la felicidad llegaba con el control de las pasiones, de los vicios, para transitar hacia los actos virtuosos. Los epicúreos planteaban como filosofía de vida el hedonismo: el valor del placer sin freno para llegar a la felicidad.

Estoicos y epicúreos dejaron sentadas las bases para otras corrientes filosóficas de occidente, que desarrollaron nuestra concepción dual de virtud y vicio como dos extremos de la conducta humana, dirigidos respectivamente al polo positivo y negativo.

El dominio de las pasiones, como lo planteaban los estóicos, es lo que yo entiendo por “desbastar la piedra en bruto” y de esa manera lograr la práctica de una conducta moral y virtuosa.

La visión correcta, la emoción correcta y la voluntad correcta (los tres primeros pasos del óctuple noble sendero budista) corresponden a esta misma idea: el dominio de la pasión y el vicio, para saber qué es lo correcto y tener la voluntad de hacerlo, transitando entonces hacia la virtud y la moral.

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