lunes, 25 de enero de 2010

Octuple Noble Sendero

Dado que ya he señalado en anteriores artículos que he decidido desde hace algunos años seguir el camino del budismo occidental, me gustaría compartir con ustedes cuales son las premisas fundamentales de esta antigua filosofía oriental nacida en la India y que paradojicamente ya no es una religión que se profese en aquel país.

No pretendo convencer a nadie ni hacer proselitismo religioso, sino únicamente de manera descriptiva, enunciar algunos de los aspectos torales de ese sistema de percepción de la realidad. El budismo nace hace mas de 2,500 años, como consecuencia de las enseñanzas de Sidharta Gautama, quien era un jóven príncipe del clan de los Sakya, hijo del rey Suddhodana y la Reyna Maya. Se dice que al nacer Siddharta, la reina tuvo un sueño en el que un elefante blanco la golpeaba por un costado y nacía su hijo, así es que salió de viaje a su pueblo natal, y un Brahamán le aseguró que su hijo podría ser un poderoso rey o un importante líder espiritual, de acuerdo con ese sueño. Por esa razón, el Rey decidió mantener a Sidharta alejado del mundo, encerrado en el palacio y sin contacto con los Brahamanes para que no siguiera el camino espiritual y se dedicara a manejar el reino y ser un poderoso Rey. Sin embargo, a los 32 años el príncipe se escapó del palacio y observó a un anciano, un muerto y un enfermo (en su encierro en el palacio, nunca había visto a ninguno de esos tres tipos de personas) así es que abandonó a su esposa y a su hijo en el palacio, y se dedicó a la vida de asceta (sacrificio) hasta casi morir de hambre, entonces fue rescatado por una joven (sujata) y descubrió que el ascetismo (que practicaban los sacerdotes de la época) no le llevaría a entender la realidad.

Aprendió a meditar, y como tenía una enorme fuerza de voluntad, decidió sentarse en una higuera conocida como el árbol del boddhi a meditar hasta que la verdad (Dharma) le fuera revelado, lo cual ocurrió a sus 36 años, y se dice que en esa meditación fue tentado por los devas (demonios) hasta llegar a la iluminación (es decir, a sentirse despierto o consciente para ver la realidad como es y no como la perciben nuestros limitados sentidos). El primer discurso que dictó luego de su luminación fue el de las cuatro nobles verdades: la verdad del sufrimiento: la vida es sufrimiento, los seres humanos mueren, la vida no es permanente) la verdad de la causa del sufrimiento, que es el deseo y el apego a las cosas y a las personas, la verdad del fin del sufrimiento que es el desapego, y la verdad de como lograr el fin del sufrimiento, que es el óctuple noble sendero, digamos una serie de ocho pasos a seguir para llegar a la iluminación y a entender la realidad mas allá de las simples percepciones cotidianas. El octuple noble sendero consta de los siguientes ocho pasos: visión perfecta (claridad en la meta), atención perfecta (entrenamiento de la mente), voluntad perfecta, esfuerzo perfecto, habla perfecta (no causar daño con la palabra ni mentir), acción perfecta, subsistencia perfecta (tener un modo de vida que no dañe a otros), meditación perfecta. El octuple noble sendero no es una serie de pasos ordenados, se pueden llevar a cabo en cualquier orden o mas de uno a la vez, y no constituye una serie de imperativos o reglas, sino que se basa en la ley de causa y efecto, o consecuencias de los actos. Así, las acciones y los pensamientos no son buenos o malos, sino sabios o torpes en función de las consecuencias que producen. Esta es en apretada síntesis la filosofía del octuple sendero, que es parte central de las enseñanzas de buda (significa el iluminado) que subsisten desde hace mas de 2,500 años, y que hoy se resume en: meditación, sabiduría y ética.

Aunque el budismo no es una religión, ni una filosofía, ni establece una creencia en un ser superior, se le ha tomado como todo eso. Tampoco cree en el pecado, ni en el castigo o el infierno, pero si maneja algunos preceptos, sugeridos para prevenir y evitar consecuencias negativas de nuestros actos, y son los siguientes: No dañar a otros, no tomar lo que no te ha sido dado (ni siquiera el tiempo de los demas) evitar las relaciones sexuales indebidas (las que se obtienen mediante engaño o violencia), evitar el habla falsa (mentiras), y no intoxicar la mente. También se pueden formular en positivo: cultivar el amor y la generosidad, cuidar el cuerpo, cultivar la sencillez, tranquilidad y contento, hablar con la verdad y cultivar la atención plena y consciente de la mente.

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